¡Qué les pagues, leche!

Hay quien dice que el tiempo pone a cada uno en su sitio, quita máscaras y reparte merecidos. Desconozco sí eso es cierto, pero sí es evidente que el otrora adalid del patrioterismo ultraderechista se ha destapado como un vendedor de humo, como un vulgar charlatán de feria y lo que es más grave: el responsable de la desgracia de miles de familias españolas.

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